Es curioso constatar cómo el descubrimiento de Urano por Herschell se sitúa en una época marcada por avatares como el surgimiento de los E.E.U.U. de América y la Revolución Francesa. No es extraño que los astrólogos hayan asociado el planeta a todas las formas de liberalismo y al lema "libertad, igualdad, fraternidad".Análogamente, el descubrimiento de Neptuno por Leverrier casi coincide con la publicación de "El Capital", de K.Marx.Por último, Plutón es descubierto por Percival Lovell en 1930, inaugurando un intervalo caracterizado por acontecimientos extremosos, como el ascenso de Hitler al poder o la crudelísima Guerra Civil española, en cuya época inicial (la que va de julio de 1936 a los primeros meses de 1937) tuvo lugar, al decir de algunos historiadores, la más intensa y terrible persecución religiosa de todos los tiempos. Sin hablar del "Holocausto" o de la destrucción atómica de Hiroshima y Nagasaki.Después de la derrota del nazismo, capitalismo y socialismo, durante el periodo de la "guerra fría", indujeron en el mundo un equilibrio del terror marcado por la disuasión nuclear, de índole claramente plutoniana.Tras el derrumbamiento del bloque comunista, el equilibrio en cuestión quedó roto y durante unos años el otro bloque pareció el dueño indiscutible de la situación, hasta el punto de que algunos, como F.Fukuyama, hablaron del "fin de la historia". Pero pronto surgió el "reemplazo" del comunismo, una forma de terrorismo procedente del ámbito que antaño tuvo en jaque a la Cristiandad, el Islam. Y, de esta manera, Plutón simboliza ahora una nueva forma de terror: el "terror esencial", el "terror por el terror", el terror sin otro contenido que él mismo.Evidentemente, "Los astros inclinan, no obligan", pero la referencia a Urano, Neptuno y Plutón contribuye a iluminar el devenir de las ideologías desde finales del XVIII hasta hoy.
-Porras
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